Astrología holística: las doce maneras de amar II (de Libra a Piscis)
Astrología holística: las doce maneras de amar II (de Libra a Piscis)
por Brisa Ferrante
«La Luna es nuestra verdadera esencia que es la conexión natural con el placer y displacer, que al llegar a la edad adulta perdemos; llenos de agresividad pasiva, faltos de creatividad, y con cero conocimiento de quienes somos.»
Brisa Ferrante, profesora de Astrología holística: las 12 maneras de amar
Recordado esto, seguimos con las descripción de las lunas que nos faltaban.
Leer primera parte del articulo
Luna en Libra: lo que mamá valora es la armonía, las buenas costumbres y las formas. En el parque de mi infancia mi mamá me hacía prestar mis más preciados juguetes a desconocidos a lo que yo respondía con diplomacia y sin consciencia de mi instinto de preservación. Recuperar las emociones y el instinto dormido, aunque no sean lógico y mesurado; esto pueden ser herramientas para encontrar el talento de esta posición, que es el encuentro con el otro. Si no me “rindo” pasivamente a sus deseos. El deseo es compartido.
Luna en Escorpio: mamá es intensa y demandante, lo que genera una sensación en mi niño interno de que el amor engulle mi personalidad. Se me pide constantemente y de manera solapada, y no puedo decir que no porque de esto depende mi existencia. Entonces, los recursos de gestión emocional que puede uno desarrollar individualmente ya de adulto son de los que implican la verbalización de las propias necesidades y de las demandas de los otros, los límites a la invasión en ambas direcciones y la apropiación del propio deseo más allá de los deseos de los otros (que siento demandantes).
Luna en Sagitario: lo que mamá valoraba era la tendencia a lo positivo, la independencia y la vigorosidad, eliminando así parte de la información de la realidad. Por esto, la parte oscura de la vida es difícil de contener, generando un mecanismo de defensa de “negación” ante las emociones. Encontrar un “sentido de vida” antes de tiempo, el hiper-positivismo y el rechazo de la realidad con sus límites concretos, son algunas de las variantes de esta defensa. Antes de habitar y permitirme el ritmo lento y natural del mundo interno y propio (que todos sin importar el la luna que seamos, hemos de vivir); pongo mi atención en la suerte y las ideas. El talento de esta luna llega cuando soy capaz de integrar lo oscuro y a la vez seguir creyendo en la vida.
Luna en Capricornio: la mamá es una estatua fría que no brinda el apoyo emocional suficiente. Por esto, el niño o niña se adentra a los terrenos de la madurez sin haber realizado la gestión de sus berrinches, y el conocimiento y satisfacción de los deseos y necesidades emocionales. El mecanismo de defensa es el trabajo compulsivo, que oculta una carencia afectiva. Y la identificación con esto hace que quede pendiente el proceso básico de interés por el propio interior que ha de ser retomado para poder seguir. Aceptar la propia suerte de manera sincera y realizar la gestión emocional que se hace solamente una vez concientizado el mundo subjetivo.
Luna en Acuario:la capacidad de libertad de esta personas es inusitada. Una mamá libre y espontánea que me propone cambios continuos y sorpresivos. Esto que una vez adulto puede dar una persona con una capacidad de sentirse en casa en cualquier sitio, que puede diversificar el “nido maternal” esperado pero no encontrado, en diferentes personas, casas y familias. Ésto es muy difícil de vivir como niño mamífero que necesita apego y calor, lo que deviene en una respiración entrecortada y espasmódica que acompaña al nativo hasta la adultez. Recuperar la conexión con el interior que no me enseñaron a hacer en la infancia y validar mis emociones (primera conscientizándolas) y mi sentir, porque éstas son lo más original que tengo.
Luna en Piscis: la capacidad de amar tan grande y capacidad de fantasía y misticismo simbiosis y disolución a que pueden llegar estos nativos, es muy grande. Todos estos dones psíquicos de empatía y amor; se descubren si atravesamos los mecanismos de huida de la realidad, de disolución en el otro para no correr el riesgo de existir y definirse. Estos mecanismos se activaron a partir que un dolor emocional muy concreto de la infancia fue difícil de ser integrado, entonces el niño o niña internos se sumergió en una fantasía como mecanismo de defensa para no ver soledad y la indefensión. La clave: observar la realidad con todas sus aristas y a los vínculos con sus más y sus menos, sin dejar de amarlos.
El aprendizaje sobre la Luna astrológica personal y todos sus detalles puede facilitar el aprendizaje de la gestión emocional de cada uno; lo que permitiría dirigirnos a los contenidos del Sol Astrológico: la luz interna, la vocación creativa y los dones propios que se mantienen vitales y fuertes más allá de la mirada desaprobatoria de los otro. Pero sobre esto, escribiremos en otro próximo e interesante artículo.