La sabiduría de la cocina oriental: cómo combinar colores y sabores

La sabiduría de la cocina oriental: cómo combinar colores y sabores

Sabiduría de la cocina oriental: colores y sabores

La sabiduría de la cocina oriental: cómo combinar colores y sabores


«En cada estación, si observamos detenidamente, hay un predominio de los colores asociados al Órgano que Rige, como es el caso de los frutos rojos en verano donde predomina el corazón (órgano vulnerable al exceso de calor o canícula) o los colores verdes en primavera que favorecen al Hígado, el cual aumenta su acción enzimática para despertar nuestro cuerpo del letargo de las estaciones invernales.»

Oscar Geninatzi, profesor de Masaje Chi Nei Tsang

En la sabiduría Oriental, hay aspectos que se tienen en cuenta a la hora de cocinar (y de comer), que hacen que la cocina realmente se utilice de forma terapéutica, contribuyendo así a la buena reputación que tiene la Medicina Tradicional China como “Medicina Holística”, es decir, aquella que permite cuidar la salud de manera integral o “como un todo integrado”. Desde esa perspectiva, cada sabor y cada color están relacionados con un órgano determinado de nuestro cuerpo, de hecho cuando elaboramos el diagnóstico de un paciente podemos llegar a preguntar entre otras cosas, si tiene preferencia por un sabor especial; esta herramienta o método permite certificar, en ocasiones, la sospecha de que dicho órgano puede estar afectado.

En este sentido, lo referente al color tiene origen en el conocimiento empírico pero también la relación órgano-color se puede incluso comprobar científicamente en la relación que guardan ciertos alimentos con el pigmento. Tal es el caso de los tomates que poseen licopenos y están relacionados con la sangre y por lo tanto con el corazón. También es el caso de la remolacha que beneficia el hierro y la sangre de nuestro organismo debido a que entre otros nutrientes, posee folatos o Vitamina B2 (ambos intervienen en la producción de glóbulos rojos y blancos respectivamente) y tiene poder antioxidante por lo cual beneficia el sistema cardiovascular.

Por lo tanto la preferencia por un sabor o color determinado nos habla de que ese órgano asociado a dichos parámetros necesita un “extra” de energía en un determinado momento.

A continuación vemos una lista de correspondencias entre color y órganos de cuerpo:
Corazón= color rojo = sabor amargo
Pulmón =color blanco = sabor picante
Bazo/Páncreas = color ocres/marrones/anaranjados = sabor dulce
Hígado/Vesícula =color verde = sabor ácido
Riñón = color Negro = sabor salado

¡Cada uno de vosotros pensará en estos momentos en sus preferencias!

En cuanto a los sabores y su relación, os puedo citar un par de razonamientos hipotéticos para ejemplificar: cuando desarrollamos un trabajo intelectual o estudiamos el cerebro aumenta su actividad y nos apetece en muchas ocasiones comer algo dulce mientras realizamos este tipo de tareas. La explicación es que el cerebro consume el 80% de la glucosa que generamos y el Páncreas, como sabemos, tiene una estrecha relación con el azúcar de nuestro cuerpo.

Los cítricos tienen propiedades colagogas, es decir, estimulan el vaciamiento de la vesícula biliar que es el órgano encargado de vaciar la bilis para ayudar con la digestión de las grasas. Por lo tanto una pobre actividad de este órgano se podria vincular a la apetencia por el sabor ácido (el que podemos encontrar por ejemplo en frutas como el pomelo, el limón o las naranjas).

Y así podríamos dar una larga lista de ejemplos. Luego hay otros factores que pueden influir en la apetencia que tengamos por un gusto o color determinado, como lo son las estaciones del año, las cuales también influyen considerablemente en el funcionamiento de nuestros Órganos, ya que para las Medicinas Orientales, somos un reflejo en miniatura de lo que ocurre en la naturaleza (microcosmos- macrocosmos, según el pensamiento Taoísta).

He aquí por lo tanto otra tabla de relaciones:
Otoño=Pulmón
Invierno=Riñón
Primavera= Hígado
Verano= Corazón
Transición entre estaciones= Bazo/Páncreas

Ahora mismo estamos en Otoño, estación que según la Medicina China está relacionada con el órgano Pulmón. Por lo tanto alimentos como la patata son favorables, así como también una pequeña cantidad de alimentos picantes, ya que este órgano necesita una inyección de energía “extra” para estar fuerte y afrontar el cambio de estación.

Para la Medicina Tradicional China, el Pulmón controla la apertura y el cierre de los poros. Al ser el otoño una estación un tanto inestable, genera que, en esta temporada, el órgano sea el más
expuesto, ya que nuestra piel es nuestra capa protectora por naturaleza, y nos aísla de los factores climáticos que nos pueden afectar negativamente.

Es importante aclarar que el exceso de un determinado sabor o color puede dañar considerablemente al órgano relacionado provocándole una sobrecarga. De allí la importancia de este artículo: “combinar colores y sabores en la preparación de los platos, para ofrecer una dieta equilibrada”.

En Oriente la alimentación es tratada como una herramienta medicinal, está muy arraigada a los habitantes de estos países y se toma muy enserio en el momento de preparar los alimentos y cocinar, considerando su valor como una costumbre ancestral. La madre Naturaleza es muy sabia y nos lo pone todo muy fácil: en cada estación, si observamos detenidamente, hay un predominio de los colores asociados al Órgano que Rige, como es el caso de los frutos rojos en verano donde predomina el corazón (órgano vulnerable al exceso de calor o canícula) o los colores verdes en primavera que favorecen al Hígado, el cual aumenta su acción enzimática para despertar nuestro cuerpo del letargo de las estaciones invernales.

También podemos observar muchos alimentos de color ocre-marrón-anaranjado al comienzo de la actual estación, ya que según la tabla que os he expuesto arriba, el bazo/páncreas es un órgano que participa activamente en el cambio de estación.

En la opinión de los sabios, la desconexión con la naturaleza, de la cual estamos siendo partícipes en los últimos años, nos ha llevado por el camino incorrecto, el de las prisas, las guerras, las emisiones contaminantes, por lo cual volver a contemplar la misma y vivir en concordancia con ella nos hace más sensibles y más sabios. Es una premisa que nunca pasará de moda.

No hay duda de que el progreso en ciertas áreas nos ha beneficiado rotundamente, pero no debemos olvidar que las grandes culturas ancestrales, a las que muchos de nosotros recurrimos como ejemplo se han valido de la observación de los fenómenos de la Naturaleza para obtener conocimientos que aún admiramos.

Fuente del artículo: Lliga Reumatològica Catalana

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